Pedro Salinas

BIOGRAFÍA




     Pedro Salinas (1891-1951), poeta, narrador, dramaturgo, ensayista y crítico literario, es el miembro de más edad de la generación del 27 de la que es uno de sus representantes más destacados. Nació en Madrid y murió en Boston.


     Se doctoró en Filosofía y Letras. Fue lector de español en la Universidad de La Sorbona, París (1914-1917), ejerció como lector en la Universidad inglesa de Cambridge (1922-23) y fue catedrático de Literatura en la Universidad de Sevilla (1918-1926) y posteriormente en la de Murcia.


     Desde 1933 fue director de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo.


     Se exilió a Estados Unidos al estallar la Guerra Civil española (1936-139) y trabajó como profesor en la universidad de Wellesley hasta 1939. Luego pasó a la John Hopkins University, de Baltimore, de la que sería profesor hasta su muerte. Entre 1943 y 1946, enseñó en la Universidad de Río Piedras, de Puerto Rico.


     Murió en Estados Unidos el 4 de diciembre de 1951, pero su último deseo fue ser enterrado junto al mar de Puerto Rico. El traslado se llevó a cabo tras su muerte.


ETAPAS


     En su producción se pueden distinguir tres etapas. La primera, de poesía pura, influida por Juan Ramón Jiménez, abarca desde los inicios hasta 1931 (Presagios, 1924; Seguro azar, 1929 y Fábula y signo, 1931).


     La segunda alcanza hasta 1939 y fue la de la poesía genuinamente amorosa, fruto de su apasionada relación con la profesora norteamericana Katherine Whitmore. En ella celebra el amor que da sentido al mundo; la amada es una criatura concreta, en un espacio cotidiano, con la que el poeta mantiene un coloquio continuo. El amor de su lírica no es atormentado y sufrido; es una fuerza prodigiosa que da sentido a la vida (La voz a ti debida, 1933; Razón de amor, 1936 y Largo lamento, 1939).


     Las obras de esta etapa se nutren de una lírica en segunda persona, vocativa, dirigida a la imagen de la amada, envuelta en las circunstancias externas de la vida actual: relojes, teléfonos, playas, calles, publicidad, automóviles y calendarios aparecen en tal poesía cambiados y transfigurados. La mujer es vista en una perspectiva de proximidad, como una amiga que se convierte en amada al contemplarse reflejada en el "espejo ardiente" que el amor le ofrece. Tal actividad poética, en la que se utilizan elementos métricos muy tenues y leves (metros cortos, con asonancias de una gran flexibilidad, que subrayan el ritmo interno de las metáforas, las ideas y la fluida elocución), halla su mejor representación en La voz a ti debida, obra que ha influido profundamente en la poesía española.


     La tercera etapa va de 1939 hasta su muerte. La poesía de estos años reflejó sus inquietudes filosóficas, y una preocupación por la función del poeta y del arte, ya que su espíritu humanista se rebeló ante el mundo moderno; pero no fue la suya una poesía meramente intelectualista, sino que se apoyó también en lo sensual, en una visión cósmica pero fuertemente emotiva. Tres libros componen la producción de este período: El contemplado (1946), Todo más claro y otros poemas (1949) y Confianza 1942-1944, 1955, recopilación de poemas sueltos publicada póstumamente.


     Salinas escribió también numerosos ensayos críticos, entre los que destacan Jorge Manrique o tradición y originalidad (1947), La poesía de Rubén Darío (1947), El defensor (1948) y Ensayos de literatura hispánica (1958), Relatos (El desnudo impecable y otras narraciones, 1951) y varias obras de teatro, la mayor parte todavía inéditas. En 2002 aparecieron finalmente las Cartas a Katherine Whitmore, un resumen de la copiosa correspondencia que intercambió con su amada, sobre todo entre 1932 y 1939.


OBRA POÉTICA


     Salinas tiene una obra muy variada que se caracteriza por su lírica intelectual y flexible en la que se encadenan ideas y sensaciones siempre bajo el control de la visión del poeta.


     Salinas ver desorden, caos y oscuridad en el mundo. La función de la poesía es modificar la percepción de una realidad, que cambia incesantemente y convertirla en algo superior que sea fuente de la seguridad: “conceptismo interior”.


     La obra de Salinas deja ver el influjo de Rubén Darío, Unamuno y, sobre todo, Juan Ramón Jiménez, al que considera su maestro. Recibe también influencias de la poesía francesa, singularmente del belga Emile Verhaeren y de Jules Laforgue, del que admira su interés por llevar a la poesía la lengua cotidiana. Por su apariencia de lengua hablada, Federico García Lorca llamará "prosías" a los poemas de Salinas.


     - Presagios (1924)

     Recoge los poemas escritos en Sevilla entre 1920 y 1924. Para Luis Cernuda, esta primera obra es la mejor de Salinas. Es una obra de una poesía reflexiva pero clara y contenida, sin excesos léxicos ni verbales. El tema es la relación del artista con la realidad: Estimo en la poesía, sobre todo, la autenticidad. Luego, la belleza. Después, el ingenio.


     - Seguro azar (1929)

     Estas dos obras siguen una línea de indagación interna, pero las frecuentes referencias al cine, los automóviles y otros objetos del mundo cotidiano del poeta muestran la influencia de la Vanguardia, que triunfa en estos años por Europa: temas maquinistas, el automóvil, la luz eléctrica. Influido por el futurismo de Marinetti, Salinas comienza a mostrarse como el poeta de una tras-realidad que se oculta tras la apariencia inanimada de las cosas con las que él toma contacto a través de la palabra poética. Salinas se limita a mirar un mundo de belleza de leves matices, de eco de sensaciones, tonos, reflejos: Nostalgia de un jarrón sobre una mesa.


     - Fábula y signo (1931)

     Es una obra de transición entre la primera etapa de Salinas y la segunda, que se había de iniciar con La Voz a ti debida. Predomina en ella el tono juguetón de la vanguardia de los libros anteriores. Toma muchos de los temas de la vanguardia, sobre todo, de la técnica moderna: ascensores, teléfonos, máquinas de escribir...


     - La voz a ti debida (1933)

     El título está tomado de un verso de Garcilaso de la Vega. Con esta obra y la siguiente, Salinas vuelve al tema humano, el tema amosoro. Esta es la obra capital de Pedro Salinas, con una intensa profundización de la experiencia amorosa. El poeta agradece a su amada la capacidad de escribir y la reconoce como autora de sus poemas.      La obra se va depurando de retórica verbal, de elementos decorativos y anécdota. Ahora nos ofrece Salinas un tono de media voz, de susurro cordial, de confidencia amorosa. El mundo exterior queda reducido al papel de simple testigo del amor.


     - Razón de amor (1939)

     La obra expresa pasión e inquietud, aunque más pegado a la tierra que el anterior. Poemario que continúa donde lo dejó el anterior, en busca de esa luz que la amada no ha querido ayudarle a encontrar. El enamorado no se muestra rencoroso, aunque sí triste.


     - Largo lamento (1939)

     Obra cierra una trilogía junto con las dos obras anteriores. Esta trilogía es uno de los mayores exponentes de la poesía pura. Es este un libro que el poeta conservó manuscrito y que regaló a su yerno, Juan Marichal, en el transcurso de una limpieza de su despacho en la John Hopkins.


     - Poesía junta (1942)

     Tras el exilio, reúne toda su obra anterior en este volumen.


     - El contemplado (1946)

     El objeto de su inspiración es el mar de Puerto Rico, símbolo del poeta en eterna actividad. Este libro es el resultado del encuentro de Salinas con el mar de Puerto Rico en los años en que fue profesor de la Universidad de Río Piedras.


     - Todo más claro (y otros poemas) (1949)

     Refleja los acontecimientos históricos de su tiempo. La obra está escrita en el exilio. Marca el paso de todos los poetas de esta generación hacia un patetismo desolado, donde se intenta superar la “solitaria desesperación”. Con este libro se inicia la tercera y última etapa de la poesía de Salinas.


     - Confianza (1952)

     Libro póstumo que recupera el intimismo de la primera época del poeta.


OBRA DE CRÍTICA LITERARIA Y PROSA


     Para algunos, el Salinas crítico está por encima del Salinas poeta. Sus obras críticas son de gran agudeza y denotan un profundo conocimiento de la literatura española.


     - Jorge Manrique o tradición y originalidad (1947)


     - La poesía de Rubén Darío (1948)


      - Literatura española en el siglo XX


     Obra en prosa:


     - Víspera del gozo (1926)


     - Narraciones en prosa


     - La bomba increíble (1950)


     - Novela


SALINAS DRAMATURGO


     Su obra dramática entra dentro del teatro de vanguardia, bien que se escriba durante los años del destierro, precisamente como medio de salvación contra la barbarie que le llega de España. Busca salvar el mundo de la destrucción a la que parece abocado. De esta manera, Salinas se aparta tanto del teatro de protesta como del teatro de evasión, al buscar en su obra dramática la explicación a todo lo que rechaza del mundo.


     - La Estratoesfera      Localizada en un barrio madrileño en 1930. Tiene resonancias del teatro de Carlos Arniches (1866-1943), representante del sainete madrileño.


     - La fuente del arcángel      Ambientada en Andalucía a principios de siglo, precisamente en la Andalucía tópica y folklórica de los hermanos Serafín (1871-1938) y Joaquín (1873-1944) Álvarez Quintero para, por contraste, cantar lo que de auténtico hay en el ser humano más allá de los tópicos.


     - Los Santos      Ambientada en un pueblo español durante la Guerra Civil (1936-1939): Trata de unos condenados a muerte por las tropas de Franco por delitos tan absurdos como inconsistentes, que son salvados de morir por los santos de talla que hay guardados en el sótano donde están encerrados los prisioneros y que cobran movimiento al ser llamados los condenados para su fusilamiento.


     Otras obras de teatro de Salinas:


     La isla del tesoro

     El chantajista

     El parecido

     La bella durmiente

     Ella y sus fuentes

     Sobre seguro

     Caín o una gloria científica


     Salinas llevó a cabo una versificación moderna del Cantar de Mio Cid. Tradujo a Marcel Proust y Henry de Montherlant.


POEMAS


Don de la materia


Entre la tiniebla densa

el mundo era negro: nada.

Cuando de un brusco tirón

—forma recta, curva forma—

le saca a vivir la llama.

Cristal, roble, iluminados,

¡qué alegría de ser tienen,

en luz, en líneas, ser

en brillo y veta vivientes!

Cuando la llama se apaga,

fugitivas realidades,

esa forma, aquel color,

se escapan.

¿Viven aquí o en la duda?

Sube lenta una nostalgia

no de luna, no de amor,

no de infinito. Nostalgia

de un jarrón sobre una mesa.

¿Están?

Yo busco por donde estaban.

Desbrozadora de sombras

tantea la mano. A oscuras

vagas huellas, sigue el ansia.

De pronto, como una llama

sube una alegría altísima

de lo negro: la luz del tacto.

Llegó al mundo de lo cierto.

Toca el cristal, frío, duro,

toca la madera, áspera.

¡Están!

La sorda vida perfecta,

sin color, se me confirma,

segura, sin luz, la siento:

realidad profunda, masa.


Fe mía


No me fío de la rosa

de papel,

¡tantas veces que la hice

yo con mis manos!

Ni me fío de la otra

rosa verdadera,

hija del sol y sazón,

la prometida del viento.

De ti, que nunca te hice,

de ti, que nunca te hicieron,

de ti me fío, redondo

seguro azar.


(De Seguro azar)